En el mundo post COVID las sociedades globales y algunas de sus empresas e instituciones perdieron la visión y noción de futuro.
Las organizaciones oscilan entre visiones negativas, resistencias al cambio o – a falta de mentalidad innovadora- insistencia en hacer las cosas “como las hacían antes”. Filósofos e investigadores sostienen que estamos en un momento denominado NO FUTURO, en el cual las generaciones más jóvenes no “comprenden” la idea de futuro.
En nuestro equipo, dada la diversidad formativa, generacional y de género, entre muchas, y avalados en un trabajo de perspectiva y prospectiva vía la investigación, no solo creemos en la existencia de un futuro sino que guardamos de éste una visión positiva.
Sin sesgos formativos, reconocemos en la tecnología el puntal transformativo del futuro pero comprobamos que sobre esta tecnología será la COMUNICACIÓN la herramienta clave de lo que hoy está pasando y mañana ocurrirá. Las fuentes de información para esta aseveración no caben en este espacio.
El nuevo humanismo (algunos mencionan Nuevo Renacimiento) pasa por poner otra vez al centro a la persona y sus diferentes habilidades, siendo la de COMUNICACIÓN la más básica como herramienta para construirlo todo.
De modo que, si las empresas e instituciones desean permanecer como algo relevante para las personas, ya sea como fuentes de empleo u objetivos de consumo, deberán fortalecer su arquitectura comunicativa o se convertirán en meros adornos sociales.
De entre las estrategias prioritarias para comunicar el futuro de la empresa o institución encontramos las siguientes:
Comunicación de crisis
Comunicación de género
Comunicación y ciudadanía
Comunicación ética
Comunicación para el cambio social
Comunicación multicultural
Comunicación de marca
Comunicación aplicada a responsabilidad social
Comunicación intergeneracional
Comunicación para el desarrollo
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