Para algunas y algunos es innegable el cansancio por el trabajo remoto, particularmente si se relaciona con juntas y reuniones virtuales. Sea Zoom, Teams, Skype, Webex, Meet o cualquier otra plataforma, son múltiples los sinsabores que las personas tienen sobre esta modalidad. Otros y otras se adaptaron fácilmente a la virtualidad laboral.
En este modo de relacionamiento la herramienta fundamental es la Comunicación para equipos virtuales y un liderazgo comunicativo que direccione los esfuerzos. Sin perder la atención en las personas, dicho liderazgo debe comprender que el entorno es diferente y la comunicación tiene que ser diferente.
Los liderazgos autocráticos y verticales tropezarán en sus estilos comunicativos frente a la virtualidad, provocando el desánimo de sus equipos, la falta de motivación y concentración que impacta directamente en los resultados. Para hacer de los equipos virtuales éxitos de comunicación es fundamental “refrescar” el liderazgo en función de la comunicación digital.
Las personas del equipo tienen junto a ellas y ellos decenas de distractores –producto de la pandemia- con los cuales compite el mensaje que sale desde la pantalla: hijas e hijos, mascotas, el señor del agua, el gas o la basura, un comprador de colchones y fierro viejo, el timbre, el teléfono y una lista interminable que demanda comunicación asertiva y concreta de parte del liderazgo.
La convivencia en el espacio físico laboral es un ingrediente de motivación por ahora inexistente, por lo que un liderazgo comunicativo en equipos virtuales contemplará la atención personal-humana-cotidiana hacia cada integrante del equipo virtual.
Adicionalmente, no podemos perder de vista que un elemento clave que brinda información en la comunicación es lo no verbal, la expresión, por lo que las reuniones de trabajo de equipos vir
tuales ocurrirán con cámaras prendidas para –desde la observación mutua- apoyar el discurso de trabajo y generar tratos de confianza siempre necesarios y más en tiempos de incertidumbre.
En el plazo inmediato, la virtualidad seguirá siendo la norma, y en el mediano y largo plazo muchos trabajos permanecerán en este modelo por lo que antes de implementar el trabajo virtual como norma es necesario “pulir” esa comunicación con equipos virtuales a partir de lo mucho que la pandemia nos ha enseñado.
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