El gran impacto estaba anunciado: 4ª Revolución Industrial, Mundo digital, Crisis de los modelos económicos y políticos y una Pandemia. Una revisión a la literatura, en varias especialidades, producida desde el 2005, nos avisaba que este “rompimiento” era inminente.
Uno de los impactos que mayor dolor está causando a las personas y organizaciones es el CAMBIO DE SIGNIFICADOS.
Lo que creías ya no es funcional. La ciencia y sus avances te han demostrado que tal o cual fenómeno resulta más complejo y lleno de circunstancias que antes no veías. Lo que antes era un gran negocio ahora no lo es. Lo que antes era reconocido ahora no resulta relevante. Lo que siempre había estado ahí ahora es objeto de la mayor atención.
Los significados de finales del siglo XX y principios del XXI resultan obsoletos, por si deseas seguir vigente. ¿A cuántas personas escuchas decir que esto de la tecnología es “demasiado moderno”, difícil, complicado y más?, ¿cuántos jóvenes tienen hoy preocupaciones que los jóvenes de otro tiempo no tenían? Bienvenido y bienvenida a un mundo reconfigurándose, la incertidumbre llegó para quedarse.
En esta etapa del desarrollo humano hay una herramienta que siempre había estado, ¡claro! y había sido poco contemplada o semi atendida: COMUNICACIÓN. Resulta que en este nuevo momento es la pieza fundamental para la permanencia, innovación, adecuación, integración en el mundo reconfigurado. Pensemos esto desde la perspectiva organizacional.
Las audiencias consumidoras no son ya un comprador masivo que se diluye en el resto, se han dado cuenta de que son seres únicos cuya voz debe ser escuchada en el diseño y venta de productos, servicios e ideas. Hoy, las personas han hecho consciente su capacidad para orientar el destino de sus países, definir políticas públicas, fijar la atención en sus angustias, entre otras.
Las audiencias consumidoras del mundo reconfigurado imponen sus significados y quieren que las empresas e instituciones con las cuales se relacionan también los compartan. Si no ocurre así dejarán de consumir sus productos, de elegirlas para desarrollarse profesionalmente, de contemplarlas para nuevos negocios, las aniquilarán en el mediano plazo.
El cuestionamiento más grande, cuya respuesta estamos construyendo mientras los observamos, tiene que ver con la capacidad y voluntad de las organizaciones para generar nuevas estrategias de comunicación interna, crear novedosos canales de comunicación con audiencias externas, generar mensajes con significados compartidos, investigar estos significados en las audiencias de su interés, desarrollar en sus empleados las competencias de comunicación que ahora se demandan… sobran las preguntas y los retos para celebrar a los que permanezcan.