* Colaboración especial de Roberto Sánchez Pérez
La diversidad es variedad, abundancia y desemejanza. La diversidad incluye a todos y excluye a nadie. Incluye todas las características que hacen a cada persona única como individuo. Es entender, respetar, valorar y acomodar las diferencias humanas y culturales. Reconoce la unión con los grupos y desentiende la desigualdad, es pluralidad y refleja una realidad social.
En los últimos años se ha visto a la diversidad como un factor determinante de oportunidad y producción en las organizaciones. En un ambiente diverso, es más fácil acceder a nuevos mercados y relacionar esquemas de responsabilidad social a los objetivos estratégicos de las empresas.
La diversidad no le da espacio a la discriminación.
Las leyes exigen a las empresas gestionar su inclusión.
El progreso lo exige.
La diversidad en las empresas es un tema que en un principio altera la gestión de recursos humanos, la comunicación. La variedad de oportunidades complica la gestión empresarial, pero refleja nuevas oportunidades y ventajas competitivas.
Cuando las empresas se enfrentan a un problema, la variedad de posibilidades en una solución aumenta. Los casos se analizan desde diferentes perspectivas y enriquece el desenlace.
La diversidad
influye en la productividad
aumenta la reflexión entre los miembros de un grupo
analiza de manera compleja una situación
propone soluciones innovadoras
Gestionar un talento humano diverso implica reforzar y establecer los canales de comunicación. Con ayuda del área de recursos humanos se analizan los perfiles de cada colaborador, pues a pesar querer ser una empresa incluyente, no todos los perfiles ayudan a aumentar la productividad ni cumplir los objetivos para implementar estos programas.
Con todo esto, “contar con diversidad dentro de las empresas ha dejado de ser una elección y se ha convertido en una necesidad por mejorar interna y externamente a las empresas”. (Vargas Ivonne, Expansión 2014).
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