El actuar organizacional frente al cambio es una elección. De dicha elección depende la permanencia de la empresa y/o institución. Las y los empresarios, de cualquier sector, apostamos a nuestra permanencia en los mercados, con nuestros productos/servicios tradicionales pero también con otros resultado del cambio y traducidos en innovación. Hay ejemplos notables en todos los mercados: de consumo, industriales, de servicios, entre más.
Con base en nuestra experiencia como agencia de comunicación, detectamos que un error clave radica en la forma –a veces estructurada y muchas veces improvisada- en que se comunica el cambio de paradigma. Aquí se asientan fracasos en comunicar un nuevo mercado, un nuevo producto, una nueva forma operar, una nueva cultura y más.
Para reducir el margen de riesgo ante el cambio que demanda una nueva normalidad o un entorno post Covid es fundamental planificar el cambio –ese proceso dinámico de carácter social- como una posibilidad de apertura en el que la comunicación es la herramienta base para mantener operante el modelo de negocio.
La comunicación es la facilitadora y transmisora de nuevas perspectivas, nuevas realidades y novedosos intereses corporativos o institucionales entre audiencias internas y externas ansiosas de comprender e involucrase en el cambio corporativo.
El cambio se define en lo estratégico y sensibiliza en lo operativo, luego se gestiona desde la estructura pero debe, sobre todo, comunicarse para convertirlo en la nueva realidad de todas y todos los usuarios a fin de cambiar organizaciones y personas sin detener la transformación ni disminuir el compromiso.
Una o un gestor del cambio, los liderazgos del cambio y sus operadores fracasarán de no crear, estructurar, direccionar y cuidar al máximo detalle sus estrategias de comunicación del cambio.
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